1. La Oración del Huerto
Mateo (XXVI, 36-46); Marcos (XIV, 32-42); Lucas (XXI, 40-46)
Jesús se prepara para su inmediata Pasión. Jesús está arrodilladlo con los brazos cruzados. Está efigiado siguiendo al tradición oriental con barba y cabellos oscuros. La escena tiene como marco espacial un paisaje abrupto. En la parte inferior los apóstoles Juan, Pedro y Santiago el Mayor duermen, mientras el resto de los discípulos se han refugiado en un cobertizo tras el que aparece una formación rocosa. A lo lejos se divisa al ciudad de Jerusalén representada como urbe renacentista. Un grupo de soldados se acercan por el lado izquierdo guiados por Judas, franqueando una puerta de acceso al huerto de Getsemaní. En el ángulo superior derecho figura un ángel que lleva una cruz en su mano izquierda y señala al cielo con al derecha. La figura del ángel se halla inscrita en una mandorla luminosa.
La composición es equilibrada y en ella destacan los rostros de Cristo y de San Pedro. La policromía ofrece como nota el contraste del blanco intenso de la túnica de San Juan frente al azul verdoso de Cristo y la gama de ocres y marrones.
Dimensiones: 1,90m. de largo y 1,24m. de ancho.
2. El Prendimiento
Mateo (XXVI, 47-56); Marcos (XIV, 43-52); Lucas (XXII, 47-53).
Cristo se muestra ajeno al hecho fundamental del episodio, el furibundo ataque de Pedro a Malco, criado del Sumo Sacerdote. El apóstol apoya su pie izquierdo sobre la pierna del criado que, indefenso, trata de protegerse del sablazo levantando su mano izquierda. San Juan contempla, asimismo, impasible la escena mientras los soldados dialogan.
Jesús viste la túnica verdosa del episodio anterior que contrasta con el manto rojo de Pedro y el del jefe de los soldados, igualmente rojo, que aparece de espaldas al espectador y sujeta a Jesús con una cuerda. Las calzas de este personaje son de intenso color blanco. Esta tabla aporta pocas novedades cromáticas respecto de la anterior. Sin embargo, las figuras son de gran calidad artística y al composición muy bien estudiada.
Llama la atención los relieves de las armaduras de los soldados, en las que aparecen unos mascarones barbados.
3. Jesús ante Pilatos
Mateo(XXVI,1-26); Marcos (XV, 2-15); Lucas (XXI, 13-25); Juan (XXVI, 24-40)
La escena queda enmarcada en un salón renacentista con bóvedas de casetones. Las figuras fundamentales de al composición son las de Jesús y Poncio Pilatos. El gobernador va vestido con un llamativo manto verde pálido y va tocado con un gorro. Está sentado en un estrado circular y actúa como juez de Jesús, mientras sujeta con su mano izquierda un cetro dorado. Contrasta al expresión severa de su rostro con al sumisa de Jesús.
Un criado situado entre Jesús y Pilatos, presenta a éste una jofaina, una jarra dorada y una toalla blanca para el simbólico lavado de sus manos.
A la izquierda del espectador aparece Cristo de pie ante el gobernador. Tiene las manos atadas y está rodeado de soldados armados de alabardas y de personajes judíos. Llama al atención al dulzura de los rasgos de Cristo cuyo rostro evoca modelos leonardescos. El rostro de Jesús, junto con el de Pilatos y el del criado son retratos de admirable factura. Los modelos de los soldados evocan en sus gestos obras de los pintores manieristas Giulio Romano y del manchego Hernando Yáñez de la Almedina.
Correa de Vivar quiso, en principio, figurar una arquitectura adintelada con zapatas, pero después la cubrió mediante la que figura en la tabla con bóveda de casetones. Como nota curiosa desaparece el pan de oro en el fondo del brocado del cortinaje para ser sustituido por pintura en tonos ocres y dorados.
En la composición dominan los tonos rojos y anaranjados frente al verde del manto de Pilatos y el oscuro con irisaciones moradas del de Jesús.
4. La Flagelación
Mateo (XXVII, 26); Marcos (XV, 15); Lucas (XXI, 16); Juan (XIX, 1)
La composición se ha ordenado simétricamente sobre el eje vertical de la columna en la que está amarrado Jesús que es flagelado por tres soldados romanos. Jesús figura desnudo, apenas cubierto de un ligero perizonium. Dos de los verdugos van vestidos con armaduras cortas y faldellín y el tercero lleva un pantalón estrecho hasta las rodillas, medias cortas y una camisa roja. Azotan a Cristo con látigos de tiras de cuero.
El estudio anatómico de Jesús va a ser el mismo que se va a repetir en otras tablas. Su anatomía es potente y el rostro de gran hermosura está nimbado por un halo circular. Refleja una gran serenidad y parece ajeno al tormento que va a recibir.
La escena tiene lugar en una estancia subterránea. La luz que se proyecta sobre el pavimento de la habitación deja en penumbra el muro del fondo en cuya parte superior se abren dos balconcitos con arcos rebajados, dispuestos simétricamente a ambos lados de la columna. A través de estos balconcitos o ventanales se asoman Poncio Pilatos, portando un cetro en su mano y vestido con manto verde, y un anciano judío con manto rojo, quienes contemplan al escena del martirio.
Los rostros mejor conseguidos son los de Jesús y el del joven soldado que aparece a la izquierda.
Las figuras del balcón son muy características de Berruguete y Juan de Borgoña, mientras que el modelado del rostro de Cristo y el del joven soldado nos recuerda a al escuela de Rafael. Es una de las mejores composiciones pictóricas del conjunto del retablo.
5. La Coronación de Espinas
Mateo (XXVI, 27-31); Marcos (XV, 16-20); Juan (XIX, 2-3)
El grupo lo forman siete figuras: cuatro soldados, dos sayones y la de Cristo cubierto por un manto rojo, con el pecho desnudo y las manos atadas. La escena tiene lugar en el interior de una estancia oscura débilmente iluminada por la luz que penetra a través de dos ventanas de arco rebajado. Jesús ocupa el centro de la composición, sentado en un trono y coronado de espinas. Dos soldados, con vestiduras rojas y verdes, se ayudan de una caña para clavar la corona sobre las sienes de Cristo. Otros dos se arrodillan ante Él en actitud burlesca, y un tercero, armado con una lanza, contempla con gesto impasible el episodio.
Movimiento y equilibrio se armonizan admirablemente. Son de gran calidad artística los retratos de los sayones que clavan las espinas y el del que se burla de Jesús, destocándose de un curioso birrete. Las dos bóvedas de casetones que se abren al fondo sirven para dar mayor profundidad al marco arquitectónico en el que se desarrolla la escena.
6. Jesús con la Cruz
Mateo (XXVI, 32); Marcos (XV, 21); Lucas (XXI, 26-32) y Juan X (XI, 17)
Cristo ha caído bajo el peso de al Cruz y un soldado le obliga a seguir y hace que Simón de Cirene ayude a Jesús en el "Vía Crucis". Jesús va vestido con el manto verdoso oscuro de los primeros pasajes. Frente a Él, la Verónica ha enjugado su rostro con un paño sobre el que ha quedado impresa la Santa Faz. El rostro de Cristo es, sin duda, el más hermoso de cuantas composiciones sobre Jesús ha realizado Correa de Vivar. Detrás, en la mitad izquierda, figura un grupo de soldados con varios estandartes de diversos colores.
No faltan algunos detalles orientalizantes en al composición, entre ellos el del joven que monta el hermoso caballo alazán de la derecha. Asimismo es destacable la figura del soldado que posa su mano sobre el hombro de Jesús y sujeta el dogal que el Salvador lleva al cuelo.
El celaje sigue representándose oscuro y sombrío con grises y ligeros tonos azules. Igualmente, la policromía no aporta variedades significativas, pues sigue dominando la gama de rojos, ocres, verdes y blancos.
Hay una indudable influencia en esta tabla del famoso lienzo de Rafael "El Pasmo de Sicilia".
7. Jesús clavado en la Cruz
Mateo (XXVII, 32-44); Marcos (XV, 20-36); Lucas (XXIII, 33-38); Juan (XIX, 23-30)
Sobre una perspectiva paisajística montañosa y un cielo brumoso aparece la figura de Jesús recostado sobre la cruz, con la cabeza inclinada sobre su hombro izquierdo, con las rodillas flexionadas y los pies atados. Uno de los verdugos apoya un clavo sobre la palma de la mano derecha de Jesús dispuesto a clavárselo, mientras que otro dispone un clavo para la izquierda. La escena está concebida sin el más mínimo dramatismo: Cristo acepta sumiso el tormento, los verdugos no muestran crispación en su rostro; soldados romanos y judíos contemplan el martirio departiendo sosegadamente. Tan sólo rompe al monotonía el rostro expectante del personaje de la izquierda que parece interrogar al centurión por la suerte del reo.
8. El Descendimiento
Mateo (XXVI, 57-61); Marcos X(V, 42-47); Lucas (XXIII, 50-56) y Juan (XIX, 38-42)
Era la tabla que se hallaba más deteriorada antes de su restauración. Destaca en al composición el equilibrio y la disposición simétrica de los personajes entorno la figura de Cristo, dentro de la misma. Jesús muestra su potente anatomía en posición contorsionada que descansa sobre una sábana de lino encima de un banco de piedra, donde ha sido depositado por José de Arimatea. Detrás aparece la figura de la Virgen de pie con un manto oscuro y una toca blanca. A la izquierda de María se encuentra San Juan, joven de aspecto aniñado, con melena larga y rizada, vestido con un manto blanco. Flanqueando a ambos aparecen, a la derecha, la figura arrodillada de un judío y la ya mencionada de José de Arimatea, de pie, de espaldas al espectador, en ligero escorzo, vistiendo rico atuendo y tocado con un sombrero. Nicodemo, de apariencia más humilde, sostiene el torso de Jesús en el lado contrario. Entre la Virgen y Nicodemo figura una de las santas mujeres vestida con una túnica roja.
El rostro que asoma entre José de Arimatea y la Virgen es presumiblemente un autorretrato de Juan Correa de Vivar, que sigue una costumbre común entre los artistas de este tipo de obras pictóricas.
9. El entierro de Cristo
Mateo (XXVI, 57-61); Marcos (XV, 42-47); Lucas (XXI, 50-55) y Juan (XIX, 38-42)
Es una de las mejores composiciones del retablo, atendiendo a la variedad cromática, disposición y tratamiento de cada uno de los personajes, que el artista ha concebido como magníficos y acabados retratos, y el movimiento acusado de las figuras.
El sepulcro tiene forma de prisma rectangular, es de piedra y aparece en el interior de una gruta, ocupando la mitad inferior derecha de la tabla.
Cristo yace sobre una mortaja y va a ser depositado en la tumba. Es bellísimo el rostro de Jesús, cuyos ojos están entornados. Le sujetan los pies Nicodemo y un joven de fuerte anatomía, mientras que sustentan el torso José de Arimatea y un anciano.
María, vestida de negro, muestra en su hermoso rostro la serena amargura, aún lejos de la expresión trágica del Barroco. San Juan, de blanco, se halla tras la Virgen. Les acompañan las san- tas mujeres y, entre ellas, destaca la figura de María Magdalena, con manto rojo, que aparece a la izquierda del grupo.
Es interesante el estudio de la luz que, en esta composición, impacta desde el lado derecho iluminando violentamente el cuerpo de Cristo, que destaca sobre la penumbra dominante en el fondo de la gruta.
Se ha querido ver en esta tabla influencias de Andrea de Mantegna y de algunos modelos de Rodrigo de Vivar (retablo de Colmenar Viejo).
10. La Resurrección
Mateo (XXVIII, 1-10); Marcos (XVI, 1-8); Lucas (XXIV, 1-11); Juan (XX, 1-10)
Cristo triunfa sobre la muerte y ocupa el eje central de al composición. Aparece de pie, desnudo con el paño de pudor, rodeado de aura, sujeta la túnica roja sobre el brazo izquierdo y porta un báculo coronado por una cruz en al mano del mismo lado, mientras levanta la derecha en actitud bendiciente.
El sepulcro es paralelo al marco y se halla rodeado por un grupo de soldados. Los dos soldados de al derecha y el que aparece detrás del sepulcro miran al resucitado con rostros asombrados, los otros dos compañeros duermen a los pies de la tumba.
La composición evoca claramente modelos de Andrea Mantegna por su disposición un tanto estatuaria. La policromía de la tabla es ciertamente pobre.
11. La Ascensión
Hechos (I, 9-14). Episodio recogido en Los Hechos de los Apóstoles, de San Lucas (I, 9-2).
La figura de Cristo envuelta en una túnica de intenso color rojo se pierde entre las nubes. La imagen de María ocupa el centro de la composición, rodeada de los apóstoles, de las santas mujeres y de otros personajes que contemplan con curiosidad la Ascensión de Cristo a los Cielos. La mayoría de los personajes están arrodillados en torno a la roca desde la que ha ascendido Jesús.
Las influencias de Juan de Borgoña en la composición, y en la expresión de los rostros, de Pedro Berruguete y del manierismo romano, quedan patentes en esta tabla que, por otra parte, aporta pocas novedades cromáticas, salvo el espectacular halo luminoso que enmarca el cuerpo de Jesús.
12. El Juicio Final
Lucas (XXI, 30)
Esta última tabla del retablo representa la Glorificación del Señor o el Juicio Universal, la Segunda Venida de Cristo, ahora como Juez.
Cristo es la figura central de la composición. Está sentado sobre un trono oculto y sus pies descansan sobre una esfera símbolo del Universo. Está cubierto parcialmente por un manto rojo y eleva sus manos hacia afuera, enseñando las llagas de sus palmas. La Virgen está arrodillada a la derecha de Jesús, vestida de negro, parece interceder por los que van a ser juzgados. Junto a María está representado San Juan Bautista, vestido con palio verde. En el plano superior, a ambos lados de Cristo, se hallan sentados los apóstoles. En el plano inferior, figuras humanas cubiertas con túnicas resucitan y se disponen para comparecer ante el Señor.
Llama la atención en la composición de esta tabla la simplicidad de los elementos formales que se utilizan para representar el episodio. El luminoso dorado que enmarca la Divinidad de Cristo no ha sido conseguido mediante la aplicación de pan de oro, sino que el color amarillo ha sido empleado directamente.
Bibliografía y Fotografía
Gracias a los que han investigado y compartido sus conocimientos y fotografías con el resto de torrijeños a través de los medios de comunicación, publicaciones históricas, etc...
Asociación Amigos de la Colegiata, Julio Longobardo, Fernando Alcántara, Jesús Sánchez de Haro, Justiniano de la Peña, Antonio Toledo, Alfonso Donoso, Gregorio Sánchez de Rivera, Fernando Melara, Jesús del Castillo, Hermandades Penitenciales, Ayuntamiento de Torrijos, Asociaciones y Grupos Parroquiales...